Ibagué, bella ciudad "musical", enfrenta constantemente ataques de todo tipo: primero un grupo de vándalos que remplazaban quincenalmente la lanza del indio del parque Galarza por baldes, tenis, camisetas y hasta calzoncillos; posteriormente, los usurpadores de contadores de agua -y no me refiero al Ibal, con su presupuesto mal dividido con Jorge Tulio-, que por miserables doscientos pesos se robaban el cobre del contador de agua; luego, un vándalo teológico que en los monumentos municipales recomendaba varios pasajes de la Biblia; y entre otras cosas uno que otro loco, jalador, vagabundas, mal vivientes, beligerantes hinchas de equipos de fútbol, y ahora sumado a esto, tenemos nuestra propia calle llevada al abandono.
Se trata de la calle 14, detrás de Telecom, junto al antiguo adpostal, que está inundada de mierda, de pura llana simple y física mierda; allá los indigentes, desechables, pordioseros o habitantes de la calle, como los quieran definir, están destinando sus andenes para coparlos de todos sus restos digestivos, sin acción alguna de la ley, triste desenlace para una calle medianamente peatonal, pero que sino le hacemos el debido cuidado se nos convertirá en una interesante calle del cartucho, porque poco a poco Irán tomando posesión del lugar, ésa es la primera estrategia, coparla de excrementos a más no poder, para que la gente por ahí no transite y la calle se convierta en cuna del hampa. Poco a poco llegarán más hampones y malhechores a apoderarse del lugar, y nuestro centro se convertirá en una replica más de los centros urbanos de grandes ciudades como Medellín, Cali, Bogotá, donde después de las 7 PM le toca andar por su cuenta y riesgo. En lugar de andar pensando en que malversar el presupuesto público, deberían nuestros dirigentes pensar en como evitar este frío y turbio desenlace.
Comentarios
... y tanta mierda que nos queda por pisar!.
Abrazos!