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Una cadena de 'Juegos', por Sofía Moya

Ahora, una historia de Sofía Moya, estudiante de Décimo Grado del colegio Santa Teresa de Jesús.




Esta no es la típica historia de cuentos de hadas; esta es una historia demasiado cercana a la realidad cotidiana…

Erase una vez, un país muy lejano, pongámosle por nombre “Colombia” (cabe resaltar que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia), y resulta que este era un país lleno de marionetas, y se había convertido en el juego de muchos, el único problema es que estas marionetas tenían sentimientos y una vida como cualquiera de los otros. En este país habitaba Julián Alfredo Perdomo Rodríguez, una marioneta de escasa edad, pues tenía alrededor de 10 años de fabricación. Aun tenía sueños, aun veía la vida como un juego feliz y pasivo, hasta que un DÍA le tocó perder… Perdió su casa, perdió su familia, Perdió el rumbo, perdió su sonrisa y encontró las lágrimas de dolor y desesperación. Lo Único que él recuerda es haber visto a muchos corriendo y como el fuego consumía su Casa, con sus más grandes sueños dentro de ella.

Julián no entendió muy bien que había sucedido, y de esto sacó provecho un grupo de gente que lo encontró y lo sometió a trabajos pesados en una hermosa casa de muñecos, en la cual no podía entrar aun cuando era el que trabajaba allí; después de casi una década Julián había comprendido todo, se dio cuenta que lo que había arruinado su vida había sido un atentado, no comprende por qué a él. Aunque preguntó nadie pudo responderle, también se dio cuenta de por qué era obligado a realizar duros trabajos en esa casa… ¿La razón? No tenia quien le ayudara a salir de esa esclavitud y era demasiado pequeño y débil en ese entonces para vivir solo… Pero ésta no era una respuesta para él... ¿Qué creen? estuvo preguntando y nadie pudo responderle porque él se había convertido en un esclavo.

Hoy, cuando la inocencia fue apagada sin remordimiento alguno, cuando el sentido de seguir se perdió sin dejar rastro alguno… Julián se dirige al centro de la ciudad, cargado de explosivos… con el ánimo de vengarse de quienes le hicieron esto… ¿Y las personas inocentes?, Se preguntaran unos… Pues verán, este joven no ha pensado en esto… ¿A quien le interesó cuando acabaron con él? Esa pregunta ronda su cabeza mientras se acerca a la plaza del centro con el pensamiento egoísta de acabar con todos los que se encuentren allí, y de paso con él mismo, siguiendo un círculo de destrucción que desencadenará deseos de venganza en algún juguete más.

Sofía Moya

Comentarios

Anónimo dijo…
EXCELENTE... ALGO PARA REFLEXIONAR MUCHO, UNA REALIDAD MUY DURA PERO HAY Q ACEPTARLA
viviana dijo…
muy bna en realidad nos pone a reflexionar,a darnos cuenta de esta situacion, a comprender y analizar esta dura realidad
Anónimo dijo…
Mmmmmm... La verdad a mí no me gustó. En cuanto a la forma pienso que hay muchos lugares comunes, y en cuanto al contenido opino que está muy incipiente; por otro lado es una buena iniciativa, y apoyo eso. Y sí, es una realidad muy dura, pero NO hay que aceptarla... hay que ver cómo cambiamos esa realidad, o al menos nuestra realidad, es decir, nuestro mundo y todo lo que conocemos directamente.

Atte


Zorak

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