Miro por la ventana del bar mientras solicito un trago, sin mirar escojo un trago cualquiera de la carta mientras espero que aparezca por la puerta, se que siempre llega tarde se que siempre debo esperar, hasta en las charlas por MSN debo esperar su respuesta, me prometió que vendría, me dijo que esta noche me acompañaría, todo estaba escrito, todo estaba ensayado, hoy me atrevería a decirle que la amo, que me encanta que por ella mi vida diera.
Pasa un trago, pasan dos, y aun no llega la gente pasa como capítulos de una novela, como líneas de un poema, y ella no entra aun, el cantinero pasa de nuevo y con una toalla limpia la barra, el tercer coctel sigue ahí, sudando vapor al borde de la copa y ella aun no llega, solo miro las ventanas y la gente pasa sin detenerse, yo me dedico a pensar en todo lo que le diré cuando llegue.
Pasa un cuarto trago, pasa un quinto ya es casi dos horas de espera, mi celular no suena y no contesta mis llamadas, las lagrimas se abarrotan y el castigo se repite, otra vez un corazón se rompe, otra vez es el mío, otra vez ella no llega otra vez me quedo solo, quisiera que mis cocteles se convirtieran en balas que perforaran mi hígado lentamente mientras la bilis corroe todo ese dolor que ahora causas, como en medio de la nada me siento una mierda y tu no apareces,, como quisiera esa bala dentro del coctel destruyendo cada uno de tus recuerdos y partiendo así las rocas de odio que ahora manan de mí cuando te veo pasar por la otra acera de la mano de otro hombre.
Pasa un trago, pasan dos, y aun no llega la gente pasa como capítulos de una novela, como líneas de un poema, y ella no entra aun, el cantinero pasa de nuevo y con una toalla limpia la barra, el tercer coctel sigue ahí, sudando vapor al borde de la copa y ella aun no llega, solo miro las ventanas y la gente pasa sin detenerse, yo me dedico a pensar en todo lo que le diré cuando llegue.
Pasa un cuarto trago, pasa un quinto ya es casi dos horas de espera, mi celular no suena y no contesta mis llamadas, las lagrimas se abarrotan y el castigo se repite, otra vez un corazón se rompe, otra vez es el mío, otra vez ella no llega otra vez me quedo solo, quisiera que mis cocteles se convirtieran en balas que perforaran mi hígado lentamente mientras la bilis corroe todo ese dolor que ahora causas, como en medio de la nada me siento una mierda y tu no apareces,, como quisiera esa bala dentro del coctel destruyendo cada uno de tus recuerdos y partiendo así las rocas de odio que ahora manan de mí cuando te veo pasar por la otra acera de la mano de otro hombre.
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